La novela se plantea como un grito desesperado, una llamada de auxilio, a la vez que un juicio ácido a lo que se ha dado en llamar “La FrançAfrique”, una especie de mafia neo-colonial que reúne en torno a una mesa repleta de suculentos manjares, a los títeres africanos colocados a dedo en el poder, y sus protectores franceses.